QUIEN ES QUIEN EN LA BAHIA DEL SILENCIO ...

El ciudadano de a pie bahiense, al apoyar la Ley de Servicios de Medios Audiovisuales, me permitió que tuviera una mirada que no me había planteado frente al concepto de unidad en la diversidad expresada el 9 de abril. Dos preguntas, y también dos respuestas más allá de la personal, ¿por qué fui el 9 y 15 a la Plaza?. Por otro lado el no haber visto dirigentes que el 15 si estaban, ¿por qué otros que debían estar como yo no estuvieron el 9 y si estuvieron el 15 en la otra?. No esta en mi ánimo proceder a chicanas o animosidad hacia ellos, pero si una crítica que entiendo es merecida. Empecemos por la personal. Fui a las dos plazas, porque sentí las dos veces, como hace al menos cinco años, que nuestro pueblo lenta y aunque sea a paso lento se va dando cuenta de las mentiras de los que desprecian a la democracia, y quieren ver derrotado y arrastrándose al gobierno nacional y el retroceso que ello significaría. Fui también porque no hay otro espacio político no partidario, como no sea el del pueblo que reclama en la calle por sus derechos como en este caso. Porque se decide a hacerlo sin la más mínima colaboración, como no sean sus propias fuerzas. Fui también porque soy parte del campo nacional y popular, y porque muchos de mis compañeros asesinados o desaparecidos habrían estado, acuerdo o disenso por medio en muchas cosas, pero concientes de lo que vale y debe ser acompañado, cuando el pueblo decide tomarlo en sus manos y más allá del permiso de la dirigencia. En cuanto a la segunda pregunta, de quienes no fueron a una y si a otra, seguramente podrá decirse que es subjetiva mi mirada. Puede ser, pero la crítica es largamente merecida. Son aquellos dirigentes de diverso pelaje, y fundamentalmente de la política partidaria en la Bahía del Silencio, que especulan antes de cualquier paso. Muchos de ellos con discursos “muy comprometidos” con el proyecto nacional, o los que revolean continuamente su adscripción a la Constitución, pero se cuidan por lo que podría sucederles en tiempo de elecciones si esos “amigos” del poder no electo de la ciudad, les cortan pantalla o páginas gráficas, o simplemente por acuerdos previos históricos. ¿No le parece en primera instancia raro, lector de Ecodías y autoconvocado en defensa de la ley de medios?. El ciudadano de a pie de una manera no convencional, redes sociales de internet, logró el 9 una respuesta que asombra para esta Bahía del Silencio. La del 15 fue llamada al uso convencional, pero sustentada en la coherencia de la previa, sobre la base de los autoconvocados que nuevamente y sin dirigentes volvió a convocar como en la anterior. Y se notó en la cifra de presentes en la segunda movida. A esta altura alguien podrá decir que soy parte de los descreídos de la política y sus mensajeros. O que tengo animosidad contra los convocantes del 15. Para nada. Soy claramente conciente de la validez única de la política como herramienta de cambio, y mucho más desde el 2003. Los que flaco favor le hacen a la política, y a que se vaya volviendo a la confianza en la misma después de tanto traidor al mandato popular, son los que actúan discriminando al momento de hacerse presente en unas si y en otras no. El pueblo estuvo en las dos, y se debía haber estado en ambas. Si a la vista de estas circunstancias, se observa una coincidencia en esa conducta que no hace excepción en cuanto a su ideología, podríamos racionalizar el suceso y comprobar algunas cosas. Se visten con ropa ajena, declamando y proclamando su casi idolatría a las mismas convicciones y principios populares, pero teniendo sobre su historia el haber actuado muchísimas veces mezquinamente dejando en soledad mas de una vez, a los que hemos marchado muchos años reclamando nuestros derechos por las calles. En este caso solo una mirada a la decisión popular de apoderarse de las calles lenta y firmemente, hace que se pruebe que no titubean y discriminan cuando y donde estar, de acuerdo a conveniencias diversas. Ante esta percepción, ese pueblo bahiense que sigue soñando construir la Bahía de la Esperanza sobre las ruinas despreciables de la Bahía del Silencio, construída por los artífices del ninguneo o la manipulación, comienza a abrir los ojos. Dándose cuenta, y dispuesta a volver a echar mano a aquello que en su memoria estuvo y está guardado, la organización popular que es la que vence no solo al tiempo sino a los agazapados. Los habituados a llevarse lo que no les es propio por hechura. Los que así actuaron encubiertos detrás de distintas excusas, y sin embargo no estuvieron junto a ellos en las dos oportunidades. Gesto simbólicamente necesario y fundamental, para que sin enmascaramientos se sepa claramente en la aún Bahía del Silencio, quien acompaña el proyecto nacional de un gobierno elegido y defendido por el pueblo. Eduardo A. Hidalgo Ex Detenido Desaparecido Secretario General-Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Bahía Blanca Coordinador Territorial del Programa Fortalecimiento Institucional de la Sec. DDHH Pcia. Buenos Aires Responsable Centro Referencia Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas